Una buena entrevista
Las emociones y los sentimientos están en el centro de todo lo humano. Es curiosa la frecuencia con la que lo olvidamos.
No es solo curioso, también es sorprendente que lo olvidemos tan fácilmente por no prestar atención a algo tan central. Creo que tiene mucho que ver con la cultura. Nuestra cultura ha enfatizado tanto el conocimiento de los objetos y las acciones y el conocimiento derivado de la ciencia que acabas olvidando esta realidad, en la que estamos tú y yo ahora mismo. Es algo relacionado con los cimientos de nuestra vida, con las normas, con cómo nos sentimos. Y sobre ello está este gran edificio de la cultura, en el sentido de tradición, y nos ofusca. Es una mezcla de olvidar y tapar. Estamos enterrados en el conocimiento, nos ahogamos en él. Y desde el punto de vista de la humanidad no es algo bueno.
Afirmas que las emociones y los sentimientos vienen de la homeostasis.
Las emociones son la primera expresión de la guía homeostática, y el sentimiento es lo que surge tras experimentar esas emociones.
¿Está el concepto de homeostasis en conflicto con nuestra sensación de libre albedrío?
No, no creo que lo esté. Lo importante es saber que nuestra libertad de elección es limitada. No tenemos libertad para hacer todo lo que queramos, y hacemos muchas cosas por obligación, psicológica o social; así que la libertad está limitada. Tenemos libertad de acción, pero eso no quiere decir que tengamos toda la libertad del mundo. Por ejemplo, si ahora me pides que haga el pino, te diré que no. Y tengo la libertad de hacerlo. Y si me pides que consiga que impugnen a Trump, pues no puedo, no soy capaz.
Daniel Dennett nos dijo que «uno de los errores que comete la gente es creer que no podemos controlar nuestro destino porque estamos condicionados».
Sí, se trata de lo mismo. No es que no haya libre albedrío, pero es limitado, está condicionado por nuestras circunstancias.